lunes, 19 de septiembre de 2011

Un nuevo caminar


        Vivir en pareja es difícil, tendemos a renunciar a cosas, a posponer nuestras necesidades para adaptarnos a las de la pareja, lo hacemos insconcientemente y al final nos pasan factura, también tiene mucho que ver la manera en la que nos educan, desde chiquitillos nos enseñan a creer que hay que vivir en pareja, que es lo mejor cuando en realidad la soledad deseada es un verdadero placer... ¿O por que no pueden haber parejas de 3? ¿O de 4? Tendemos a repetir esquemas copiados de nuestros padres, aguantar sin hablar, pensar que todo se arreglará solo, pensar que todo está bien y es normal pasar crisis... ( como hace mamá) o a hacer las cosas como papá sin dar explicaciones de nada, ir a su puta bola sin pensar en los demás ni contar con la opinión de nadie, etc... ( yo he copiado de ambos),
yo estoy aprendiendo a identificar lo que es copiado y lo que no, estoy aprendiendo a escucharme y saber que es lo que realmente quiero y necesito, estoy aprendiendo a poner los pies en el suelo y caminar sola, sin ajustarme a las necesidades de los demás (salvo las de Maya), siendo yo misma, escuchando mi interior y apartando mi ego. En estos momentos me resulta más fácil cuando la tormenta ya ha pasado aunque las aguas siguen revueltas y creo que era necesario porque ya no me reconocía a mí misma, había dejado de ser yo, había perdido el norte y también el sur... me miraba al espejo y no me reconocía, más bien sentía rencor, indignación y estaba a punto de tocar fondo cuando decidí ponerme en manos de un profesional para que me ayudara a identificarme, a descubrir lo que me pasaba, a salir de la monotonía y de esta situación que me estaba axfisiando... y con tan solo tres sesiones empecé a remontar, a volver a quererme, a decidir por mí, a dejar atrás lo que no era mío ni me pertenecía (incluidos los kilos de más), empecé a tener motivaciones e ilusiones y querer vivir feliz, cosa que ya se me estaba olvidando... Tengo suerte, siempre la he tenido.

miércoles, 29 de junio de 2011

La enseñanza


    •    En un templo budista lejos de cualquier civilización un maestro sabio aconseja y aprende a la vez de su alumno, está obtuso, no quiere mirar hacia delante y con toda la calma y amor del mundo el maestro dialoga con él:

      M*   No te detengas ahora, estás en tu camino
       
      A*  ¿a qué llamas tú estar en el camino, maestro?
      M* a saber lo que quieres, a conocer las leyes del universo, a ser creador...
       
      A* ufffff lo que se necesita para eso...
      M* el camino empieza en alguna parte, solo hay que andar libre, en quilibrio.
      A* yo prefiero tener cargas y que me abracen por la noche
      M* no digas eso¡¡¡ quieres ser libre¡ cuantas veces lo has dicho? te pueden abrazar y no tener carga ¿por qué estas así hoy?
      A* mas difícil todavía, tengo que crecer a la vez que la persona que quieres y que ha decidido quererte
      M* eso es casi imposible... cada cual tiene su crecimiento a su propio ritmo, ¿como pueden crecer dos personas a la misma vez cuando todo crecimiento implica un aprendizaje? hay gente que aprende deprisa, otros mas lento... ¿como unir esto?
      es difícil de unir, por eso hay que caminar solo, ¿no quieres caminar solo?
      A*  si te dejas atrás todo, todo, todo, no¡
      M* solo dejas las cargas... como tu dices hay que viajar ligero de equipaje, entonces te encontrarías a tí mismo pero es difícil...
      en esta vida se usa y se suelta todo
      A* no quiero, no me da la ganaaaa¡

      M* quizá sea lo correcto
      A* me resisto
      M* somos seres independientes, se te está enseñando a serlo, debes caminar sin la ayuda de nadie... tu has elegido esa enseñanza... ¿por qué te resistes ahora?
      no tiene lógica, llevas dos años avanzando y ahora vas y te sientas de culo en mitad del camino y pillas una rabieta de niño pequeño.
      M* ¿Es por mí? no te preocupes... no seré un obstáculo para tí... te ayudaré lo mismo que tu haces conmigo, no seré tu carga, se soltar a tiempo, lo sabes
      A* que egocéntrico eres...
      M* solo quiero decirte que no es cuestión de sentarse en el camino, que no hay que resistirse como tú lo haces porque ahora no piensas en soltar nada... como has dicho, solo hay que disfrutar de lo que la vida te va presentando sin agarrarse a nada, usando y soltando... porque yo saco de tí lo mismo que tu de mí, y no implica que sea una carga sino un compañero de viaje en el mismo camino, no se trata de llenar la mochila, sino de dejarse acompañar por lo que merece la pena, estando atento, disfrutando de todo lo que se presente, y soltando cuando ya no sea fructífero. Aplícalo a todo en tu vida.
      A* pero ahora estoy embobado contigo, no soy capaz de pensar con claridad
      M* ¿y que podemos hacer al respecto???
      A* tú apareciste en mi vida como por arte de magia... y menuda magia... porque eres mágico y mi vida contigo en ella cobró sentido, tu presencia me va a ayudar en mi siguiente evolución
      M*para eso estoy aquí y lo veremos juntos porque ahora me apetece caminar junto a tí
      A* todo esta girando para encajar las piezas
      M* si, todo tiene sentido, es la hora de vaciar la mochila para seguir avanzando... la evolución que mi antiguo alumno me aportó se ha detenido... y he de seguir andando, así que elejí soltar la carga, yo fui pilar fundamental en su vida para que llegara al punto en que se encuentra ahora y él lo fue para mí, porque andábamos muy perdidos, juntos conocimos el reiki, la meditación, el coaching, técnicas orientales y demás temas de metafísica que nos han ayudado a seguir creciendo, con los planteamientos que me nacían llenos de sentido común hemos evolucionado, pero ahora los caminos se separan, debe andar solo, con o sin muletas... pero solo, y yo elijo partir por mi cuenta, y en mi camino encuentro a gente maravillosa como mi nuevo maestro que me eleva, o tú que me haces sabio, y me aportas frescura, y sigo avanzando.
      A* siiiii es genial
      M* esto no quiere decir que tengamos que seguir juntos por que sí y para siempre.... quiere decir que estamos en el mismo punto del camino y que podemos seguirlo juntos el tiempo que nos dé la real gana
      A* entendido
      M* hasta que uno de los dos decida que quiere pararse o que quiere acelerar el paso, o nos sintamos tan unidos y cómodos andando juntos que no necesitemos cambiar nuestro ritmo... pero eso ya se verá, ahora solo disfruta del encuentro, acepta los beneficios y no te sientes en mitad del camino a lloriquear
      A* me dices unas cosa que me ponen la pilas
      M* Ahora levanta el culo y echemos a andar

      A* Sí maestro.

martes, 21 de junio de 2011

La princesa que no encajaba

   Erase una vez un reino lleno de luz y armonía donde todos los habitantes se sentían plenos y felices, tenía grandes praderas verdes, paisajes llenos de colorido, aldeas blancas y ordenadas, un río de agua cristalina y un lago que abastecía de pescado a todo el reino, había un fabuloso castillo en el que no faltaba ni un solo detalle pero el rey y la reina no llegaban a sentirse del todo felices, pues no tenían heredero a la corona por tener sólo descendencia femenina y reconsideraban que una mujer no era merecedora de ser coronada reina ni estaba preparada para dirigir a su pueblo, pero por mucho que lo intentaron solo consiguieron tener una prole de doce encantadoras y hermosas mujercitas. Cuando la reina no pudo tener más hijos, tomaron la decisión de encontrar un buen marido para la mayor de sus hijas, Catalina, con tan solo 16 años ya podía ser desposada con un príncipe merecedor de tan bella dama.
   Los reyes dieron la orden de pregonar por todos los reinos vecinos la celebración de una fiesta en palacio para presentar a su primogénita en sociedad invitando a reyes vecinos y descendientes barones, en tan sólo cuatro lunas la princesa Catalina debía ser casada y coronada.

   A la fiesta acudieron toda la nobleza que jamás se había reunido en todos los tiempos con el fin de ser elegidos merecedores de los encantos de tan deseada doncella y poseedores de una fortuna inmensa, la mayor de todos los reinos hasta entonces constituidos. Llegaron duques, condes, príncipes, caballeros armados, barones, marqueses, incluso obispos y el mismísimo papa. La princesa engalardonada con sus mejores atuendos se contoneaba por el salón acompañada de sus padres y hermanas decidiendo cual de tan elegantes caballeros le gustaría compartir para siempre  castillo, alcoba, y el resto de su vida... aunque las hormonas en plena revolución la tenían desconcertada, ansiosa y deseosa, no era capaz de decantarse por ninguno en particular y siguiendo el consejo de su vieja madre optó por fijarse en las riquezas que aquellos embaucadores ambiciosos de poder ofrecían como dote para la novia.

   Tras una larga deliberación los reyes encontraron al candidato perfecto, alto, guapo a la vez que atractivo, de inmensa fortuna recaudada en largas batallas, Príncipe de Bration, y Coronel del Ejército Real... La boda duró seis días y la princesa se sentía como en un nube de algodón entre tantos elogios, regalos y admiración pero era consciente de que algo no iba bien, no sentía aquello que tantas veces le habían contado llamado amor... no sentía la necesidad irrefrenable de besar a su recién estrenado marido, no lo admiraba tanto como para querer fugarse con él, no ardía en deseo cuando sus ojos se clavaban en él, no sentía las mariposas de las que le hablaron que tantos sueños le hicieron tener, las riquezas no llenaban sus vacíos, y los parajes no enriquecían su corazón...

   Transcurrieron tres largos años para la princesa Catalina y aunque siempre creyó en los cuentos de adas, príncipes azules, y finales felices no era este su caso; no entendía como algo tan raro como era aquello que hacía por las noches en la intimidad podía ser anhelo de muchas jovencitas de su edad e incluso de alguna de sus hermanas,  aunque ya tenía dos hijos a los que adoraba, no encajaba bien tener que dedicarse en cuerpo y alma a su marido y los quehaceres del castillo.  Sus ojos veían más allá de lo visible y tenía la destreza de poder plasmarlo sobre un trozo de papel o de tela, pero no era capaz de ponerse a disfrutar de tan preciado talento, se sentía vacía, no encontraba su lugar en el mundo.

   Todos adoraban al nuevo rey, era justo en su reinado y bondadoso, y muy cariñoso con su esposa e hijos, pero cada día que pasaba para Catalina era mayor el desprecio que sentía hacia su rey, repudiaba su cuerpo y su aliento aunque sumisa aceptaba su destino, aunque segura de no encajar en su papel no hacía nada para salirse de él. 

   Un caluroso día de verano bajó la joven reina con sus hijos al lago a jugar y cuando la calor apretó y la ropa empezó a estorbar decidió liberarse de ataduras y refrescarse en aguas tan cristalinas y apetecibles... cuando se percató que unos ojos negros la observaban tras unos matorrales; furiosa agarró a la que resultó ser la propietaria de dichos ojos y la inmovilizó en el suelo como si artes marciales conociese, quedando impresionada al descubrir que de barón no se trataba.

   Martina tenía 18 años, por sus ropas parecía criada de palacio o sirvienta en la cocina, siempre sintió especial predilección o adoración por la princesa Catalina y solía seguirla, observarla, copiar sus movimientos,  sentía que algo la unía a ella y no sabía controlar ese instinto animal que le salía cuando la veía.  Catalina la miró a los ojos, algo pasó en su cuerpo, se le erizó el vello, sintió un escalofrío, sus pupilas se dilataron y su vientre se estremeció. Se asustó, pensó que la había hechizado con sus ojos negros, que era una bruja que quería hacerle daño, pero fue incapaz de apartar la mirada y un sentimiento de paz la inundó por completo. La levantó del suelo con delicadeza, le sacudió su vestido rojo y sin mediar palabra la joven partió corriendo avergonzada.

   Algo ocurrió en Catalina, ya no era la misma, estaba hechizada por esos ojos, y no podía dejar de pensar en ellos. Insconcientemente anhelaba esa mirada limpia, deseaba cruzárseladonde se estaba limpiando, salía al granero para ver fabricar el pan, ayudaba en los establos, pero no conseguía verla...  sin percatarse que Martina la observaba desde muy cerca. 

    Una noche de otoño Catalina salió de su alcoba para pasear por los jardines y mirar la luna, le servía de huida, su pensamiento la llevaba a imaginarse en otro lugar, en otra época, con otra compañía, la llevaban a estar con esos ojos y aquella noche la luna llena se los devolvió. No iba a permitir que se esfumaran como la primera vez, la cogió por el brazo, la acercó hacia su pecho y la amarró contra ella cara a cara, se miraron.....  se besaron. Aquella noche Catalina encontró su lugar en el mundo junto a Martina, cambió las leyes del reino donde las mujeres tenían los mismos derechos que los hombres y podían gobernar, los matrimonios se deshacían con la misma cordialidad que se unían, las personas elegían libremente a quien amar. Catalina dejó de creer en príncipes azules para empezar a amar a princesas rojas.  


   Nota: Inventado por Lola Centeno.

martes, 7 de junio de 2011

Días Grises

    Nunca me gustaron los días lluviosos, no les veo el lado romántico que ensalzan en las películas, ni estrenando subidón de enamoramiento me parecieron excitantes, ni bellos, y mucho menos alegres.
     He de reconocer que las tormentas de verano tienen su gracia en un día axfisiante de calor y sobre todo si te pilla refrescándote en una piscina o en la playa, y si estás de buen humor puede que te de por saltar sobre los charcos, pero hoy este tampoco es el caso... me he levantado como el día, gris, nublada y con tormenta interna, y aunque sé que después de la tormenta viene la calma como dice Alejando Sanz, la tormenta pasó y la calma no llegó. Este buyebuye interno me tiene agotada con tantas contradicciones, temores, dudas, emociones, subidones, bajones, y un sin fin de sentimientos subidos a una montaña rusa.    Sé que nos espera una etapa dura y difícil, pero que pasará y tendrá su recompensa, que dejará su enseñanza en nuestras vidas y nos hará más grandes y fuertes, sé que aún queda un peldaño por subir y es alto, que el camino que nos ha tocado andar en este momento está lleno de obstáculos y pequeños impedimentos que nos lo hace más dificultoso aún si cabe. Pero a pesar de que el tiempo no corre a nuestro favor, sé que lo curará todo y que la paciencia en estos casos es una gran virtud, así que hoy que no veo el sol solo pido que me inunde la paciencia.   
   La semana que viene empezamos el periplo de cambio físico, mental, estructural, domiciliario y todo aquel que sea necesario para acomodarnos a la nueva situación, aprenderemos a andar de nuevo, tendremos nuevos objetivos y prioridades, la vida nos vuelve a sacudir para ponernos en nuestro sitio, por fin.

viernes, 3 de junio de 2011

HOMBRES!!!!!

Esta historia ha sido sacada de los 200 mail que recibimos de chorra en un día, me hizo gracia y he decidido ponerla en mi blog, siento si ya la has leido¡



Había una vez un hombre, que luego de haberse peleado con su última novia, decidió ir de vacaciones. Se fue en un crucero y lo pasó fabuloso…hasta que se hundió el barco.
Naufragó a una isla desierta, no había nada. – sólo bananas y cocos.
Después de unos 4 meses, estaba sentado en la playa cuando ve que se acerca remando un botecito la mujer más hermosa del mundo. El hombre no lo puede
creer y le pregunta:

- De dónde has venido?? Cómo has llegado hasta aquí??

Ella le responde :remé desde el otro lado de la isla donde estoy instalada desde que naufragué cuando se hundió el crucero donde iba de vacaciones.
Y el dialogo continúa…
-¡Qué increible! ¡Que suerte tuviste que un bote te llevó a la costa!

- Oh, éste bote? Yo hice éste bote con materiales crudos de la isla. Los remos fueron hechos de ramas de árboles. Entretejí el fondo del bote con hojas de palmeras y los lados del bote fueron hechos superponiendo hojas de gomeros. Los dos extremos los recubrí con hojas de eucalipto

- Pero dónde encontraste las herramientas?





- Ah, eso no fue ningún problema. En el lado sur de la isla hay

un estrato muy inusual de roca aluvial que se ve expuesto. Lo trituré y quemé los trozos a una determinada temperatura en el horno de barro que me hice. Se convirtió en una especie de hierro dúctil y eso usé para hacer
las herramientas.




El tipo queda anonadado.



- Que te parece si remamos hasta mi casa? Le dice ella.



Luego de un rato de remar, llegan a un pequeño embarcadero. El hombre no puede creer lo que ve. Delante suyo hay un camino hecho de piedras lisas que llega a un hermoso bungalow pintado en azul y blanco.

Mientras que van caminando hacia la casa, ella dice:
- No es nada del otro mundo, pero yo la llamo 'mi casa'. Por favor  sientate.. Que te doy de beber?


- Nada , gracias. No soportaría tener que tomar jugo de coco
  una vez más. Es lo único que he bebido en todos estos meses, no lo  soporto más.


- Ah!, pero no es sólo jugo de coco. Yo me hice una pequeña destilería para destilar alcohol. No te gustaría una piña colada?



Tratando de disimular su total asombro el hombre acepta y se sientan a charlar. Luego de haber charlado un rato y haberse contado sus historias,

ella le dice:
- Me voy a refrescar un poco y a ponerme algo más cómoda. A ti te
gustaría darte una ducha y afeitarte? Hay una rasuradora en el armario del baño.
A estas alturas el hombre ya no cuestiona nada. Va al baño y encuentra una navaja muy afilada hecha de hueso de tortuga con un mecanismo de eslabón giratorio.
El hombre piensa : "esta mujer es INCREIBLE. Que más tendrá para sorprenderme?
Al volver a la sala, encuentra a la mujer vestida sólo con hojas de viña puestas en lugares estratégicos y oliendo a perfume de gardenias. Ella le pide que se siente a su lado.
- "dime", le dice ella muy sugestivamente y prácticamente
echándosele encima, "Hemos sido naúfragos durante muchos meses. Tu has estado muy solitario. Estoy segura que debe haber algo que quieres hacer inmediatamente, AHORA MISMO, ALGO QUE HAS AÑORADO DESESPERADAMENTE¡



Ella le mira a los ojos y parpadea…


El traga saliva excitadamente y se le empiezan a caer Lágrimas por sus mejillas y le dice…










NO ME JODAS... QUE PODEMOS VER EL BARÇA- REAL MADRID.




 

 

 


 

 





martes, 24 de mayo de 2011

De nuevo amanece¡ III

   Carla lleva casada con Mario diez años aunque los últimos cinco han sido un auténtico infierno...
   Desde que nació su segunda hija, Mario dejó de mirarla con los mismo ojos, dejó de desearla, de mimarla, de amarla, para quedarse en un solitario quererla. Sí, la quería, eso era indiscutible... diez años dan para mucho y la quería aunque no de la misma forma que cuando se conocieron, ni cuando se fueron a vivir juntos, ni cuando se casaron, ni cuando le dio su primera hija...dicen que el amor es la energía más poderosa que existe en todo el universo y que como toda energía ni se crea ni se destruye sino que se transforma, así que Mario fue transformando su amor por Carla hasta dejarlo casi axfisiado para convertirlo en un querer parental.

   Carla es una mujer fuerte, de carácter, fiel por naturaleza, de cadera ancha y muslos firmes para andar segura por el mundo, de pecho pequeño y sonrisa amplia, castaña de melena media, pero sobre todo lo que destaca de esta mujer era su sentido común y su saber estar, su naturalidad hasta para maquillarse, algo que fascinó a Mario desde aquella noche del 10 de julio que la conoció en aquel hospital por casualidad. Era ATS, y digo "era" porque decidió dejar su plaza fija cuando decidió dedicar más tiempo a cuidar de sus hijas y su marido (algo que nunca será agradecido), sabiendo ahora que se equivocó.

   Carla es astuta, más que la media, se deja llevar por su intuición siendo cada vez más acertada, con tan solo mirar a los ojos a su marido sabía lo que estaba pensando, tiene la virtud de entender sin palabras, de comunicar con su cuerpo, así que cuando Mario empezó a obsesionarse con aquella mujer desconocida ella lo supo y siguiendo sus impulsos le siguió para averiguar lo que un presentimiento le gritaba.

  Vio como Mario se escondía para seguirla cada mañana, como compraba rosas blancas y se las regalaba, como le dejaba cartas de amor en su buzón, como se acicalaba y se perfumaba, como se escapaba de la oficina para encontrarse con ella, como se inventaba mil escusas para llegar más tarde y poder meterse en su cama, como empezaron a brillarle de nuevo los ojos... nunca le dijo nada, no estaba  dispuesta a perderlo por un encoñamiento que no iba a durar mucho, no era falta de dignidad sino amor del que se sale por los poros de la piel. Y no se equivocó, en dos meses se acabó todo, y notó como su marido se volvía huraño, irascible, desaliñado, incluso malvado cuando nunca lo fue. Supo que al acabarse su romance le haría tomar un decisión importante al respecto, ansiaba que se diera cuenta de lo que tenía en casa, que volviera a valorarla, a respetarla y sobre todo a amarla, o que decidiera abandonarla definitivamente acabando así con su callado sufrimiento.

  Lo que no se esperaba fue descubrir tal obsesión que su marido sentía por aquella mujer, volviéndolo loco, desesperado y harta de no poder quejarse, harta de no sentir, harta de no disfrutar de la compañía de su esposo, harta de ver como se consumía sin hacer nada para remediarlo decidió hacer algo al respecto, decidió coger las riendas de su vida, recuperarlas de donde las había dejado olvidadas en manos de su compañero; necesitaba sentirse viva, sentir emociones, disfrutar del sexo, sentir que aún se le erizaba la piel.

Así que se enfundó su mejor vestido, calzó sus tacones más altos y se maquilló con la exquisitez de su naturalidad, escribió una nota en un papel rosa que robó de una libreta a su hija y lo echó en el buzón 

LENNY CAREBY
DANIELA PUERTO
2º C

se fue a la cafetería Charlotte, se sentó, pidió un café con hielo y esperó.

Lenny apareció pasadas cuatro horas, Carla que seguía sentada y sonriendo le hizo un gesto con la mano, Lenny se sentó junto a ella con cara de interrogación y estuvieron hablando cálidamente durante más de dos horas. Lenny se sonrojó al identificarla pero no hizo nada, por alguna extraña razón no podía dejar de mirarla, de escucharla, de sonreirle, le transmitía una paz fuera de lo común y aunque a veces se sentía culpable de su dolor narrado no pensaba ni un segundo en abandonar el lugar hasta que no hubiera terminado. Carla fue clara, contundente, fue al grano, le habló de como se sentía, de lo que quería de ella, en ningún momento le reprochó nada, ni la juzgó, y esto hizo que Lenny la entendiera, pudo meterse en su piel, y comprendió que estaba equivocada con la interpretación que hizo el día que se asustó porque lo vio con el cúter en la mano, Carla estaba presente, le explicó que Mario sólo intentaba abrir la puerta de su coche en aquel instante que se cruzaron porque se dejó las llaves dentro. Llegaron a un acuerdo y quedaron en verse al día siguiente en compañía de sus parejas en el mismo sitio y a la misma hora. 

   Cuando llegaron a la cafetería Lenny y Daniela ya estaban sentadas en la mesa que había en la esquina pegada al cristal, Mario al verla se quiso girar pero Carla lo asió con fuerza del brazo para que no escapara y le sonrió a la vez que le dijo "relájate todo está bien" .  

   Carla sujetaba la mano de Lenny, se miraban cómplices, Daniela reía a carcajadas, Mario no sabía que parte de la cara taparse dando a su vez golpecitos con el pié en el barrote de la silla, Lenny soltó la mano de Carla para pasarla por debajo de la mesa, le acarició el muslo con suavidad y a esta se le erizó la piel... Daniela paseó su pié descalzo por la entrepierna de Mario que no se escandalizó, a la vez que su miembro recibió la caricia con gratitud; pagaron y se fueron al 2º C.
Carla y Mario abandonaron el segundo piso a las diez de la mañana del día siguiente, era domingo, se abrazaron como cuando se conocieron, se besaron en la calle, Mario le preguntó a su mujer como había sido capaz de hacer semejante locura por él y Carla le contestó "No te equivoques, lo he hecho por mí, las maneras de amar son infinitas".

   Fin
  





 nota: creado por Lola Centeno

miércoles, 18 de mayo de 2011

De nuevo amanece¡ II

   Me siento bien, he vuelto con ella, la mujer que considero que es mi mitad, mi media naranja como dicen algunos, mi complementaria, la mujer de mi vida... Llevábamos separadas dos meses por entendidos y malentendidos de la vida pero nos hemos dado cuenta que juntas somos la unión perfecta, que brillamos con luz propia¡ He de reconocer que esta separación nos ha venido bien a las dos, a mí para hacer cosas que me apetecían realmente, para estar con Mario, ese tipo que se presentaba en mi portal todas las mañanas para regalarme una rosa blanca,(me encantan las rosas blancas), ese tío que salió de la nada y me hizo sentir como una reina recién coronada... resultó que estaba casado pero no me importó demasiado, total yo no lo quería para casarme con él, así que cuando me lo confesó fue porque tenía intenciones de abandonar a su familia (mujer y dos niñas), se me erizó el vello y fuí yo la que decidió terminar con aquella relación tan extraña basada en la comunicación a través del sexo, eso sí, del bueno, al principio me resulto raro no encontrarlo en cualquier esquina con su rosa en la mano, llegué a echarlo de menos, pero la reconciliación con Daniela fue el verdadero regalo que esta primavera.
   Daniela es más joven que yo cinco años, lleva un corte de pelo actual y viste a la moda, lleva un pearcing en la lengua y su piel es tan suave que bastó un roce en la salida del metro para que mis ojos se clavaran en ella, me sonrió con dulzura, me dio la mano y dijo su nombre a la vez que soltaba en ella un papel con un número de teléfono y un "llámame", lo leí y sin saber por qué asentí... es delicada como una magnolia, su belleza la descubres cuando la miras a los ojos, y aunque no me hubiera fijado en ella jamás, su piel hizo que la deseara como nunca había deseado antes a nadie.
   Y la llamé, y su voz me erotizó, y no podía poner nombre a lo que me estaba sucediendo, algo impensable hasta ese justo momento, y me dejé llevar... descubriendo el mejor sexo que había tenido en mis últimos años bien experimentados.

   Mario fue algo esporádico, sin sentimiento, pero necesario para darme cuenta lo que sentía de verdad estando junto a Daniela, valoré lo doloroso que era que estuviera lejos de mí y aunque echaba de menos un buen revolcón con un tío no tenía ni punto de comparación con lo que llegaba a sentir con ELLA.   
Así que todo cobró sentido el día que dejé a Mario y aposté por recuperarla, ahora volvemos a vivir juntas, ha vuelto conmigo y hemos cambiado nuestra manera que amarnos, ahora lo hacemos desde la calidad y no medimos la cantidad, he de reconocer que desde que hice ese curso de coaching que ella me recomendó mi energía fluye mejor, conectamos mejor. Es tan sabia...

  He vuelto a encontrarme con Mario en la esquina de mi casa, está mas delgado y ojeroso, no tiene buen aspecto y eso me preocupaba, así que me acerqué a preguntarle como estaba pero cuando me iba aproximando a él vi sostenía en su mano derecha una especie de navaja o cuchillo, no lo vi bien, me asusté¡ agarré del brazo de una señora mayor que pasaba ofreciéndome a llevar sus bolsas de compra fingiendo que la conocía y me alejé de él lo más rápido que pude siguiendo los pasitos de aquella anciana agradecida. Aunque Daniela insiste en pedir una orden de alejamiento creo que es excesivo, Mario no haría daño a una mosca, sólo fue que me asusté.



Continuará....


Creado por Lola Centeno.

lunes, 18 de abril de 2011

De nuevo amanece¡

    Estaba decidido, tenía que acabar con este dolor que me oprimía el pecho y me dejaba sin respiración...
y tras un largo periodo de resignación y reflexión he decidido que no puedo más, que nada tiene sentido, que la vida es un engaño y todo lo que me enseñaron es mentira.

   Llevo cinco años de mi vida esperando un cambio, algo a lo que aferrarme y me ilusionara lo suficiente como para que fuese mi salvavidas, pero no llega, y mi paciencia se agota como la arena en un reloj. Cada mañana es una cuesta arriba, a pesar de estar rodeado de gente me siento solo, muy solo, no hablo con nadie, no me relaciono (la verdad es que no me interesa), y lo peor de todo es que ya no sonrío...
   Cuando me miré en el espejo aquella mañana, no me gustó lo que vi, sólo pensaba en descargar mi rabia. El trabajo es un punto a sumar a toda la mierda que llevo arrastrando, aliciente cero, recompensa cero, entretenimiento cero, y para colmo el gilipollas de mi jefe me trata como si no existiera, me ningunea, hasta tal punto que ni me reprocha no entregar los informes dentro de plazo.
  En casa más de lo mismo, ya no me soportan, así que hace tiempo que empezaron a hacerme el arco, cosa que agradecí. Quería estar solo de verdad, sin ruido, ni vocecitas reclamando atención constantemente, ni sintonías de telebasura, sólo con mis pensamientos... así que decidí esconderme en el trastero, adecuarlo a mi comodidad sin excesos pues no pretendía que fuese agradable para así evitar que se presentaran visitantes dispuestos a compartir territorio, fue entonces cuando encontré un poco de paz¡

   No duró mucho. El tiempo que tardé en sentarme en un viejo y roñoso sillón que acomodé con mucho esfuerzo en un rincón, pensé que era lo que necesitaba, pero estaba equivocado. Seguí buscando sin hallar nada que me pudiera sacar de mi trance, de mis reflexiones absurdas que no conducían a ninguna parte... 

   Y todo porque aquel día me crucé con aquella mujer, morena, delgada, elegante, de piel canela, de melena larga y ondulada, llevaba tacón alto y la mirada se me perdió entre sus piernas, parecían  no tener fin... vestía un vestido de punto gris ceniza lo suficientemente ajustado a su cuerpo para dejar constancia de su majestuoso contorno, donde la imaginación podía jugar malas pasadas si te la entretenías demasiado en sus andares. Me embriagó con su perfume y me deleitó con su sonrisa, entonces fue cuando me dí cuenta que  ya estaba perdido.


   He de confesar que la seguí, llamé a mi dentista para anular la cita y esa hora robada la dediqué a conocer a esa mujer de paso seguro y firme. No pensé en mi mujer. Me asusté cuando me dí cuenta que parecía un obseso de esos que aparecen en las películas de sobremesa, pero mi curiosidad iba mas allá de desistir por un estúpido pensamiento. Compró el pan, saludó a alguien conocido sin mucho énfasis, se metió en un soportal del barrio antiguo y yo con ella, y su voz me pareció la mas dulce jamás escuchada cuando me preguntó a que piso iba..., el ascensor se paró en la segunda planta, y tras investigar en los buzones descubro su nombre, LENNY CAREBY, 2º C... No hay nadie más, vive sola, sonreí y me marché satisfecho de mi trabajo policial.

   Cada mañana sacaba una hora para encontrarme con ella, (el idiota de mi jefe no se iba a dar cuenta de todas formas), la esperaba en la esquina escondido estratégicamente para no ser visto, la seguía por la ciudad, quería saberlo todo de ella, donde trabajaba, con quien se relacionaba, con quien reía, a quien amaba...


   La fijación por aquella chica, Lenny, me hizo hacer todo tipo de locuras hasta que la conquisté y tuvimos un intenso y corto romance de los que ni siquiera un poeta pudiera hacer referencia en el papel. Sí corto, muy corto, tan solo dos meses de auténtica pasión, porque tras esos dos meses me confesó que pensaba volver con su pareja de la que estaba perdidamente enamorada y no podía seguir con lo nuestro, así que me dejó tirado, como una colilla cuando se consume el cigarro sin haberle dado ni una calada.

   Desde entonces aparecen dos nombres en el buzón, de chicas los dos, y aunque pensé que era un truco malo se me partió el alma en mil pedacitos el día que las vi cogidas de la mano.

   Desde entonces todo va mal, mi vida entera va mal y ahora sé como arreglarlo todo.






                                                           Continuará...


   Nota: Cuento creado por Lola Centeno

jueves, 17 de marzo de 2011

El despertador amarillo

Había una vez una chica joven y hermosa llamada Daila muy enamorada de su prometido, tenía el cabello largo, castaño aunque con el reflejo del sol tornaba a caoba brillante, usaba tacón alto del 36 y su delgadez casi extrema la hacía frágil a los ojos de los demás, a Daila le gustaba bailar cuando estaba sola, si sentía alguna mirada furtiva sus talones tocaban el suelo y sus piececitos dejaban de revolotear de un lado para otro como por arte de magia, bailando sentía que podía volar y se sentía libre. Trabajaba a media jornada en la emisora de la radio local y lo consideraba el trabajo perfecto porque así le dejaba tiempo para ir al cine o ir de compras y porque adoraba la música.

   Aquel día bailaba en su desván a oscuras, se sentía la mujer más afortunada de la faz de la tierra; a la mañana siguiente su padre la llevaría cogida del brazo al altar para empezar su nueva vida junto a su amado Rudio.

   Rudio era alto, fuerte y viril, trabajaba mucho y aunque no era bién remunerado su trabajo, se sentía satisfecho con lo que hacía, nunca le gustó el colegio y sabía que no podía llegar muy lejos, así que se convencía a sí mismo cada día que era bueno con sus músculos y sabía sacarle provecho. Amaba a Daila pero nunca entendío bien como ella tan hermosa, delicada y perfumada se había fijado en él, siempre con su mono lleno de grasa y sus manos ásperas y agrietadas. Rudio decidió celebrar por su cuenta su despedida de soltero en la barra del bar del pueblo, sólo, sin amigos diciéndole lo afortunado que era todo el tiempo, sin nadie que pudiera hacerle ver que no era merecedor de tan expléndida mujer, bastante tenía con pensarlo él.

   Daila seguía bailando a escondidas, aunque el primer mes de casada no resultó como le había contado su madre, se sentía feliz; le gustaba cocinar y ocuparse de la casa, le gustaba ver la cara que ponía Rudio cuando probaba sus guisos, le salian exquisistos, pues tenía una receta secreta.... los hacía bailando y le ponía mucho amor¡ Ya no trabajaba, Rudio la convención con que pronto vendrían los niños a llenar sus vidas de alegrías.
   Cuando llegaba el anochecer se sentía insegura, no le había encontrado todavía el punto a los momentos más íntimos y se ponía nerviosa cada vez que sentía la mano áspera de Rudio entre sus piernas, todas sus amigas le había contado historias de sensaciones magníficas que les hacían tocar el cielo y ella se conformaba con no terminar muy dolorida, "es cuestión de  tiempo" se decía.

  A Rudio le gustaba tenerlo todo bajo control, y eso también implicaba a su esposa, sentía la necesidad de tenerlo todo bien amarrado y aunque le daba igual donde colocara Daila los manteles limpios, él decidía que lado de la cama quería, donde guardaba sus camisas y en qué orden.


   Al amanecer Rudio se presenta en su alcoba con un regalo para Daila, es su aniversario, Daila abre el paquete envuelto en un bonito papel de flores y se queda sorprendida al descubrir a aquel despertador amarillo, de manecillas, no digital, con dos graciosos ojitos que se movían de un lado para el otro al compas de los segundos, le hizo gracía pensar que el amor de su marido lo simbolizara aquel reloj amarillo.
   Ella no le había comprado nada, le había hecho su cena preferída, una tarta de manzana y preparó un broche especial con su mejor lencería para finalizar el día. Pero Rodio decidió volver a celebrarlo sólo, y cuando llegó a casa se saltó la cena para tomar el broche final sin avisar, y con más dureza de lo habitual. Aquella noche los ojos de su despertador se cerraron y Daila dejó de bailar.

   El despertador pasó a la mesita de noche de Rodio con la excusa de que era él el que madrugaba. Daila sufría por cada puñetazo que se llevaba el pobre despertador cada mañana por cumplir su función, y veía como cada día se deterioraba un poquito más. Ella lo cogía entre sus brazos para mimarlo, repararlo y secarle las lágrimas que le resbalaban, no podía permitir que dejara de funcionar, significaba mucho para ella.

   Aquella mañana Daila se levantó antes que él, le preparó el café bien cargado y se prometío a sí misma terminar con aquella situación. Cuando Rudio se levantó, también lo hizo su brazo derecho con toda su fuerza y la descargó sobre aquel pobre reloj y quedó hecho añicos, porque un mal día lo tiene cualquiera.
  Daila lo desmontó completamente, lo volvió a montar con cuidado, con la suavidad y dulzura que la caracteriza, le secó las lágrimas, le pintó un ojo nuevo sin moratones, le entablilló una manecilla y le dió toda la cuerda que tenía... aguantó la respiración y tras comprobar que sus ojitos se movían al compas de los segundos suspiró aliviando su dolor.

   Aquella mañana hizo su maleta, metío a su despertador en ella, se puso sus tacones y se fué de aquella casa.
   Aquella mañana comprendió que su despertador no simbolizaba el amor que sentía su marido por ella, ya que no entendía como podía tratarlo de aquella manera.
   Aquella mañana mientras caminaba entendío que aquel despertador amarillo simbolizaba su autoestima, su valía, su dignidad... era ella misma y no estaba dispuesta a permitir que lo destrozara. 
   Aquella mañana Daila volvió a bailar.



Nota: Cuento de una madrugada
creado por Lola Centeno




  

viernes, 25 de febrero de 2011

Un día de primavera y un gimnasio

foto de google
Hoy he sentido nostalgia de aquellos maravillosos años de principio de los 80. He madrugado para ir al gimnasio, la clase de las nueve y media es casi perfecta, y digo "casi" porque me gusta levantarme más bien tarde... las diez es una hora muy buena para empezar el día ahora que no trabajo, así que si la clase fuera a las diez y media entonces sería completamente perfecta; me gusta ir al gimnasio, hace ya más de diez años que iba regularmente y era adicta al subidón de adrenalina, dopamina y endorfinas que proporcionaba el machaque de más de dos horas continuadas de step, aerobic o lo que hubiese programado... pero aquello eran otros tiempos, ahora llevo 15 días y las agujetas y los tobillos doloridos por la existencia de la relaxina que perdura en mi cuerpo tras el embarazo me tienen hecha polvo, aunque mi monitora (profesional de los pies a la cabeza) tiene bastante consideración conmigo y me adapta la rutina a mis posibilidades. Es duro crear la constancia e incluso te planteas abandonar cuando tu cuerpo se resiste a ponerse en forma, entonces has de mantenerte firme en tu decisión o estás perdida.

   La nostalgia vino después, cuando al salir después de una estupenda clase de pilates me encuentro en la calle un día primaveral de los de fotografiar mentalmente para que no se escape, la temperatura perfecta para no pasar frío ni calor, a pesar de salir sudando no hay contraste de temperatura, apetece pasear por la sombra porque es como si el airecillo que normalmente te refresca la cara en esta época del año se hubiera quedado en standby, en "pause", y el olor es diferente, dulzón... cuando paso al sol es entonces cuando siento su caricia amable en mi rostro y respiro hondo para atraparlo dentro de mí. De camino a casa me encuentro con un niño de unos doce años sacando su bicicleta de una cochera y me planteo por qué hoy no habrá ido al cole, sigo disfrutando de mi paseo e inventando mil excusas perfectas para no ir al cole y poder coger la bici y es entonces cuando recuerdo aquel principio de los 80, cuando papanoel nos trajo dos bicicletas, BH la mejor marcha de aquellos tiempos, una verde y otra naranja, una para Javier y otra para Gustavo, heredando yo la vieja BH color cobre algo más pequeña y oxidada, los recuerdo corriendo de un lado a otro como locos, no se lo podían creer y yo tampoco. Recuerdo lo mucho que disfrutábamos cuando hacía un día como el de hoy, perfecto para sacar las bicis, una llamada a la puerta de los vecinos hacía que nos juntáramos en la calle seis niños con sus bicis reproduciendo el comienzo de la serie "Verano Azul" y silbando la melodía nos dejábamos caer calle abajo por la antigua carretera de Santiago atravesando las vías del tren llegábamos hasta la orujera de Motril y vuelta a casa a la vez que deseábamos que se aproximara el verano para poder volver a Nerja, querida ciudad donde siempre veraneábamos y donde vimos en directo el rodaje de algunos capítulos de la serie. Y con esta sensación tan estupenda llego a casa y como si fuera casi imposible mejorarlo una sonrisa de mis pequeñas me alegra aún más el día.

Feliz día para tod@s ¡
 

lunes, 21 de febrero de 2011

_Un cambio de acera_

Siempre he seguido los consejos de mi padre;
   -No hagáis caso a las habladurías de la gente, de lo que oigáis no creáis ná, y de lo que veáis la mitad.
   -Os tenéis que defender unos a otros, para eso sois hermanos, debéis permanecer siempre unidos.
   Tanto era así que estando en sexto de la antigua E.G.B. expulsaron a mi hermano mayor 3 días por partirle la ceja a un chico que se atrevió a tocarme el culo. Según él me estaba defendiendo. (Hace poco vi al chico tomando un café y aún lo recuerda).

   Y la verdad es que me ha ido muy bien, no por sólo sentirme protegida por cuatro bárbaros, sino porque al no juzgar a los demás tampoco me sentía juzgada, y si alguien lo hacía, había aprendido a ignorar el juicio evitando que cualquier comentario, malintencionado o no, doliera. Me sentía libre de hacer, vestir, pensar y querer como me diera la gana.
   Sin embargo mi madre siempre estuvo pendiente del qué dirán y nos soltaba frases del tipo: 
   -No te pongas eso que te van a criticar.
   -No te juntes con ese que tiene mala prensa.
   -No vayas allí que no hay más que chusma.
Y cosas del estilo, siempre visto desde el corazón de una madre, desde el punto de vista de la protección hacia sus polluelos, no fuese que nos metiéramos en líos, nos dolieran los comentarios o  nos engañaran en algún mal trato, al fin y al cabo sólo era protección. 

   Yo nunca había mirado a otras mujeres con deseo, sí con admiración incluso con envidia, las admiraba como vestían, como caminaban, sus curvas, sus actitudes, como pensaban o incluso como sentían... sentía necesidad de conocer a algunas por su autenticidad, tenía interés mental nunca me paré a pensar si había algo más, pues no lo había, nunca me planteé tener sexo con ninguna mujer.

   Hasta que algo cambío dentro de mí, un chips, una neurona, no sé qué fue pero sí dónde fue y cuándo. Todo empezó el día que me apunté al aula de teatro municipal y empecé a meterme de la mano de un gran profesional (mi director) en la piel de cientos de personas diferentes que pensaban diferente, que vivian diferente y actuaban diferente a como yo lo haría; estuve en la piel de una hija que no sabía como contarle a su madre que su pareja abusaba de ella, en la piel de un hombre que sentía miedo en una posguerra, en la piel de una madre que lo abandonaba todo para conseguir su sueño, en la piel de una solterona que no perdía la ilusión de ser amada algún día, en la de un chico racista que maltrataba a otro, en la de una adolescente enamorada de su amigo gay con el que  tenía relaciones cada vez que este se sentía inseguro de su orientación.... 
   Y mi mente se abrió, y entendí que había mas formas de mirar, de entender, de amar, y entonces apareció ELLA y me embaucó, y me sedujo, fué entonces cuando me sentí atraída sexualmente por una mujer, por primera vez, mi primera vez, y me enamoró, y pasé de formar una pareja a formar una familia, sin sentirme juzgada, todo fué fácil y entró como un guante, sin rozaduras ni heridas, desde el amor y el respeto la vida es mucho mas fácil.

   Nunca me he etiquetado en ningún aspecto, ni guapa ni fea, ni alta ni baja, ni gorda ni delgada, ni lista ni tonta, ni heterosexual, ni homosexual, ni bisexual... sin etiquetas porque realmente no puedo etiquetarme ya que he descubierto que YO me enamoro de las personas, de como me tratan y me quieren, que no me he cambiado de acera, con lo que he decidido que a partir de ahora  iré por mitad del campo que se va más a gusto¡

Dedicado a mis padres y hermanos, por su apoyo incondicional sin juicios y por su amor infinito.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Mi segunda madre

   Grande, exuberante, rubia, de gran corazón, siempre sonríe, pisa sobre seguro con su 41 de pié, voluminosa siempre a dieta, majestuosa a la par que elegante, ADELINA, así se llama, siempre me trató como a una más de sus hijas y tiene 4: Ana, Yolanda, Sonia y Gema; y desde que entré por la puerta de su casa acompañada por Yolanda me ha hecho sentir que yo también le pertenezco...

   En ella, durante todos estos años, he encontrado apoyo, incluso cuando mi propia madre me reprochaba haberme equivocado, ella sin dejar de hacerme ver las cosas negativas me apoyaba, sabía que de nuestros errores aprenderíamos (sus hijas y yo) como ella aprendió de los suyos. No había tabues, y aunque mi amiga era de poco hablar de sus cosas, con Adelina me resultaba fácil no es que se lo contara todo... para eso ya estaba Yolanda, pero siempre estaba dispuesta a sacarnos una sonrisa en un mal día, se colgaba su bolso y ala¡ a tomar café a la calle, o un helado, o a mirar escaparates, cuando no era verano y preparaba un termo de café granizado, unos sandwichs y a la piscina del residencial, estábamos los justos, casi solas, nos untábamos el bronceador aceitoso unas a otras y ala¡ a echar la siestecilla...si podías con tanto café¡

   No había vacaciones que hiciese que no arrastrara de mí,  por no hablar de los fines de semana que pasábamos en la Carihuela, viajábamos en la parte de atrás de un furgón acomodadas entre colchones y tras un día duro de esquivar olas, morbosear con los de la hamaca de al lado, jugar a mezclarnos con la arena y volver con la piel quemada de tanto potingue aceitoso de baja protección se agradecía volver a casa tumbada sobre un colchón con el plástico ennegrecido por el polvo boca abajo para no sentir el dolor de las quemaduras en la espalda. 
   Solo le faltaba a mi segunda madre secuestrarme para que pasara junto a toda la familia la noche de nochevieja en el hotel La Perdiz, pero mi madre de verdad lo veía un poco excesivo y me decía:" si ya solo te queda llevarte la cama para dormir allí". Y Adelina y yo bromeábamos con que algún día me adoptaría enfureciendo más aún a mi madre.

   Llegó el día en que se cambiaron las tornas y lo que no había hecho nunca con mi madre lo hacía ahora con ella, era yo la que invitaba a mi segunda madre a compartir conmigo unas vacaciones en Portugal, una semana enteran nos fuimos las 3, ella, Gema y yo, una semana donde se dormía poquísimo y se salía muchísimo, donde hicimos amigos que no voveríamos a ver nunca más, donde pagamos facturas desmesuradas por las locuras de Gema y donde salir por la noche se convertía en una aventura de la que no sabías como ibas a escapar... inolvidable para las 3.

   Aunque han pasado más de veinte años desde ese primer día nos seguimos queriendo como entonces, no nos vemos todo lo que nos gustaría pero cuando nos cruzamos nos seguimos tratando como si el tiempo no formara parte de nuestra historia, y aunque después también he tenido más segundas madres como Mercedes, la madre de mi acogedora, amiga y compañera de piso o Carmen mi actual suegra, he de decir que como nuestra verdadera madre, la que nos parió, crió y educó... ninguna¡ !Ahora lo sé mejor que nunca¡

sábado, 5 de febrero de 2011

FELIZ CUMPLEAÑOS¡

   Hoy hace casi cinco años que estás en mi vida, y tengo la certeza que van a ser muchos más; recuerdo aquel día que te conocí 13 de Abril del 2006, Sábado de Gloria, plena semana santa, en Granada, nos presentó Aurora a ti como su hermana y a mí como su rollete de primavera, y tu sonrisa clara me demostró que merecía la pena conocerte más a fondo....

   Tu amabilidad y generosidad infinita  me sorprendió, con esa ruta turística  por Granada, explicaciones de la catedral, paseo por los tristes, el té en el Bañuelo, el helado casi perfecto en los Italianos, las cañas en aquel bar medio escondido en un callejón, la sabanilla quiero recordar, todo mezclado  con el olor del incienso, la cera caliente en las aceras y el hormigueo en el estómago de un amor recién estrenado.
   Me pareció tan maravillosa y mágica, que desde Gran Vía llamé a mi amiga y compañera de viajes para decirle que nos habíamos dejado atrás por descubrir esa espléndida ciudad¡

Cuando llegamos a casa después de largos paseos nocturnos, colmó tu generosidad el hecho de ceder tu propia cama para tú descansar en el sofá, nadie había hecho eso por mí antes, y mira que he dormido en sitios raros adaptándome a las circunstancias (como el día del vagón-cama prestado por el revisor, pero ese es otro tema)... me pareció el gesto más bonito que nadie había tenido conmigo y por eso he decidido guardarlo para siempre.

   Aunque aquel fin de semana no conocí a tu retoño,pero cuando nos conocimos creamos un lazo de amor incondicional la una con la otra tan mágico que creo que perdurará para siempre, fue la guinda, entonces comprendí que ahora sí formaba parte de vosotras y que vosotras erais desde ese momento parte de mi familia, de mí. Por eso y otras muchas razones te quiero cerca, te quiero en mi vida, por tu capacidad de amar, escuchar, empatizar, dialogar, discutir con sentido común, por tu generosidad, amabilidad, simpatía (salvo recién despertada que también me la quedo), y mil adjetivos más sin exagerar que te hacen ser tan especial. Te quiero mama3.