lunes, 19 de septiembre de 2011

Un nuevo caminar


        Vivir en pareja es difícil, tendemos a renunciar a cosas, a posponer nuestras necesidades para adaptarnos a las de la pareja, lo hacemos insconcientemente y al final nos pasan factura, también tiene mucho que ver la manera en la que nos educan, desde chiquitillos nos enseñan a creer que hay que vivir en pareja, que es lo mejor cuando en realidad la soledad deseada es un verdadero placer... ¿O por que no pueden haber parejas de 3? ¿O de 4? Tendemos a repetir esquemas copiados de nuestros padres, aguantar sin hablar, pensar que todo se arreglará solo, pensar que todo está bien y es normal pasar crisis... ( como hace mamá) o a hacer las cosas como papá sin dar explicaciones de nada, ir a su puta bola sin pensar en los demás ni contar con la opinión de nadie, etc... ( yo he copiado de ambos),
yo estoy aprendiendo a identificar lo que es copiado y lo que no, estoy aprendiendo a escucharme y saber que es lo que realmente quiero y necesito, estoy aprendiendo a poner los pies en el suelo y caminar sola, sin ajustarme a las necesidades de los demás (salvo las de Maya), siendo yo misma, escuchando mi interior y apartando mi ego. En estos momentos me resulta más fácil cuando la tormenta ya ha pasado aunque las aguas siguen revueltas y creo que era necesario porque ya no me reconocía a mí misma, había dejado de ser yo, había perdido el norte y también el sur... me miraba al espejo y no me reconocía, más bien sentía rencor, indignación y estaba a punto de tocar fondo cuando decidí ponerme en manos de un profesional para que me ayudara a identificarme, a descubrir lo que me pasaba, a salir de la monotonía y de esta situación que me estaba axfisiando... y con tan solo tres sesiones empecé a remontar, a volver a quererme, a decidir por mí, a dejar atrás lo que no era mío ni me pertenecía (incluidos los kilos de más), empecé a tener motivaciones e ilusiones y querer vivir feliz, cosa que ya se me estaba olvidando... Tengo suerte, siempre la he tenido.